Si le preguntamos a José Luis que le impulsó a escribir este libro, seguro que no encuentra razón alguna. La explicación está en su personalidad creativa, que inconscientemente le hace buscar formas nuevas en todo lo que hace.

El empleo más consistente de toda su vida labora fue en una empresa de ingeniería perteneciente a un importante grupo industrial alemán, de la que llegó a ser director técnico. Permaneció más de 30 años con el cometido de diseñar y reparar plantas, principalmente de la industria siderúrgica, en diferentes lugares (Madrid, Portugal, México, Marruecos, Venezuela, Brasil, etc.)

Esa misma tendencia innata a la creatividad se manifestó cuando, al jubilarse, comenzó a escribir, principalmente relatos cortos, de los que lleva más de 300 títulos en 24 años, con varios premios literarios.

Esta característica también se manifiesta en otras de sus aficiones, como; tocar la guitarra (de estudiante fue de la Tuna), la cocina (se encarga de los menús de días señalados), las manualidades (tiene montado un taller en un trastero y se precia de que en su casa no entra ningún "chapuzas".

Dice, con sobrada razón, que su oficio se extingue por la proliferación de los ordenadores, que sólo requieren cambiar un par de componentes cuando se estropean. Es cierto. Es una lástima que desaparezcan estos personajes a los que se acostumbra a llamar "manitas".